ENTREVISTA A OLGA CARMONA
¡Hola Amigos de Colores!
Hoy os traemos una entrevista muy especial. Vamos a conocer a Olga Carmona, socia fundadora y directora del Centro de Psicología CEIBE de Madrid desde el año 2000, con amplísima experiencia en detección y evaluación de altas capacidades, madre de Cebras de Colores y Cebra de Colores en sí misma. Un placer poder recibirte en este Rincón de Colores.
¡Bienvenida!
Lo primero, quiero agradecer que me hayas facilitado un espacio en tu blog, que me parece que va a ser de gran utilidad para tantos padres y madres que andan perdidos en este complicado mundo de las altas capacidades.
Como sabes, Cebras de Colores surgió ante una serie de vivencias personales que nos hicieron acercarnos al maravilloso mundo de las altas capacidades. En tu caso ¿te iniciaste en este mundo a partir de tu identificación o por tu profesión?
Respondiendo a tu pregunta, yo estudié psicología clínica y me especialicé en psicopatología infanto-juvenil. Lo cierto es que cuando nació mi primer hijo me sentía muy cansada de trabajar siempre desde el paradigma del trastorno y necesitaba “resetearme”, dar un giro a mi profesión buscando una mirada menos oscura y más positiva hacia la infancia. Entonces decidí parar, concentrarme en la crianza de mis dos hijos, porque la segunda llegó al año de nacer el primero, y darme ese tiempo para disfrutar del privilegio de criarlos y no escolarizarlos hasta Primaria. Ellos me llevaron de la mano,0 pues ambos tienen altas capacidades. Tomar conciencia de esa realidad, del vacío brutal en el que nos encontrábamos, de la falta de conocimiento, comprensión y empatía para con ellos, de la abundancia hostil de prejuicios acerca de su condición, de su sufrimiento en el día a día, hizo que tomara la decisión de especializarme oficialmente para, primero ayudarles a ellos, y luego, a las familias que venían detrás, tan perdidas y doloridas como lo habíamos estado nosotros.
Mi detección fue posterior. Al ver enormes paralelismos entre ellos y yo, empecé a encontrar algunas respuestas. Mi marido me animó a dar el paso y evaluarme para tener una constatación que según él, era obvia, pero yo necesitaba verlo “por escrito”. Lo cierto es que, aparte del “duelo” que he tenido que hacer y la rabia por haber estado “a oscuras” tantos años, me ha ayudado enormemente a entender y empatizar con la realidad de mis hijos, de los niños que vienen a consulta y de muchos, muchos de sus padres y madres, que sin saberlo, están el mismo lugar que estaba yo.
¿Crees que desde que tú ibas al colegio y comparándolo con la actual escolaridad de tus hijos ha cambiado mucho la atención educativa en horario escolar a lo largo de los años?
Por desgracia y salvo escasísimas excepciones que son como encontrar una aguja en un pajar, la enseñanza pública dista años luz de poder ofrecer a nuestros hijos e hijas un mínimo de lo que necesitan. Me sorprende ver lo poco o nada que ha evolucionado la educación en la pública, cómo siguen encallados en el aprendizaje tradicional, donde el alumno no es ni un poco protagonista de su aprendizaje, se castra cualquier atisbo de creatividad y al divergente se le señala con el dedo patologizándolo.
Nos llegan constantemente niños, procedentes de la educación pública (y también privada) que ya han sido etiquetados como TDA-H, Asperger, y otros trastornos graves, que no lo son.
Los profesionales de la Educación Pública y de la Educación Privada en general, no tienen formación para la detección en aula de nuestras cebras y si acaso, sólo verán aquel alumno o alumna sobresaliente, pero aquellos que no tienen alto rendimiento académico, no sólo pasarán desapercibidos, sino que probablemente sean etiquetados como alumnos vagos, problemáticos, etc.
En mi opinión, hay algunas profesiones que sólo deberían ejercerlas aquellos que son vocacionales, porque lo que tenemos entre manos es material sensible. La educación es una de ellas. Y, si bien hay algunos docentes que lo son de alma, lo que más vemos son funcionarios que no quieren “excepciones”, ni niños que necesiten nada extra o diferente.
Tampoco son los únicos responsables, ya que trabajan para un sistema que no les reconoce, ni les motiva, ni les da los recursos para hacer efectiva la atención a la diversidad. Me consta lo difícil que puede llegar a ser individualizar la enseñanza en un aula con 28 alumnos.
La cuestión es que, aun conociendo las razones por las cuales la mayoría de nuestros niños no son atendidos, no podemos justificarlo. En psicología decimos que explicar no significa justificar. Tenemos que seguir peleando para impulsar los cambios que sean necesarios para impedir que nuestros hijos e hijas sean las víctimas de un sistema educativo para el que son invisibles.
En Cebras de Colores creemos indispensable luchar por una Ley Educativa específica para la protección de los derechos de las altas capacidades y de ámbito nacional ¿qué crees que no debería faltarle a esa Ley?
En mi opinión, lo primero y más urgente sería unificar los criterios para definir Alta Capacidad, de forma que no ocurra lo que pasa actualmente y es que un niño o niña tiene AACC en Murcia pero no en Madrid.
Por otra parte, me parece que esa definición debe incluir a todo el espectro de la excepcionalidad intelectual, no sólo a aquellos que tienen un cociente intelectual de al menos dos desviaciones típicas por encima de la media. Los niños y niñas altamente creativos, talentos simples y talentos complejos, también requieren una educación diferenciada y la ley, al menos en Madrid, no los tiene en cuenta.
Creo además que esa Ley debería ser de obligado cumplimiento por los centros educativos y que de igual manera que existen las aulas de TGD (Trastornos Generales del Desarrollo) para dar una atención profesional especializada a aquellos niños que lo necesitan para su mejor integración, también deberían haber aulas de enriquecimiento (aleatorio, basado en Inteligencias Múltiples, por proyectos, etc.) para atender al alumnado que también requiere atención especializada.
Porque todos los padres y madres de cebras sabemos que necesitan ayuda. Que sufren enormemente el ritmo de la clase, que la repetición les mata, que la forma de aprendizaje tan lenta, tan estructurada, sin autonomía, sin descubrimiento, no sólo les hace sufrir, tener ansiedad e incluso en muchos casos generar un rechazo visceral al colegio que deviene en fracaso, sino que acaba matando la curiosidad y las ganas de aprender. Se vuelven niños profundamente infelices.
Olga, sabemos que todas las semanas recibís familias que os necesitan ¿qué es lo que más os demandan? ¿Cómo reciben las familias la noticia de que sus hij@s tienen altas capacidades? Y ¿Qué crees que es lo que más necesitan las familias de las Cebras de Colores?
Sí, efectivamente recibimos muchas familias cada semana y aunque nuestro trabajo pueda llegar a resultar más lento que el de otros centros, hemos tomado la decisión de no tener un equipo trabajando para nosotros, porque perderíamos la esencia. No queremos ser una empresa cuyos criterios sean económicos, sino mantener el vínculo con las familias, conocer en profundidad a los niños y niñas y tratar de dar una respuesta implicada y comprometida a las necesidades que nos plantean las familias.
Lo que más demandan generalmente es evaluar para poder ofrecer a sus hijos aquello que necesiten de cara a salvaguardar su bienestar psicoafectivo. Pero también nos piden mucho asesoramiento, porque están muy perdidos sobre cómo evitar la desmotivación o cómo lidiar en el día a día con niños y niñas que son inmunes al castigo, que desafían la autoridad y que plantean retos cotidianos significativamente diferentes a los de la población normotípica. Y para eso, no tenemos referentes. Las familias constatan su soledad, al no poder compartir sus inquietudes porque nadie entiende en profundidad lo que significa educar a un niño con AACC en una sociedad como esta.
Y nos piden formación. Quieren saber, necesitan saber para poder aproximarse a la realidad de sus hijos y desde ahí, poder apoyarles de la mejor manera posible. Ya han comprobado que la forma en que nosotros fuimos educados no funciona, y buscan recursos emocionales y psicológicos para abordar la crianza de sus hijos. Y es cierto, encuentran numerosa bibliografía acerca de la parte digamos “cognitiva”, pero nadie nos dice cómo hacer ante un estallido emocional de esos que hace que tiemble el suelo o cómo combatir la soledad de no tener amigos.
En cuanto a cómo reciben el diagnóstico, en general con mucho vértigo, con enorme incertidumbre, con un “y ahora qué” gigante en su cabeza y en su corazón. Pero también con alivio, sobre todo aquellas familias que ya traen un diagnóstico patológico realizado por algún profesional sin escrúpulos que ha visto al niño o niña quince minutos, si es que lo ha visto.
Te diría que los padres tienen una mezcla confusa de emociones cuando constatan lo que en muchas ocasiones ya intuían. Nosotros siempre les damos la enhorabuena. Por supuesto.
También es frecuente que demanden una valoración para adultos, nos llegan adultos que simplemente quieren saber porque hace tiempo tienen la inquietud y dan el paso, y sobre todo muchos padres y madres de “cebras” que se ven reflejados y necesitan esa constatación para cerrar el puzle.
Sabemos que estás inmersa en tu segundo libro junto a tu pareja, Alejandro Busto, también psicólogo experto en altas capacidades ¿qué tal la experiencia de escribir “El genio que llevas dentro” y qué puedes adelantarnos de vuestra próxima publicación?
Escribir “El genio” fue una experiencia preciosa. Yo escribo bastante para diferentes medios de comunicación pero siempre dirigido a adultos y nunca me había planteado escribir para niños. Cuando la editorial nos lo propuso, me pareció un reto maravilloso. Y la verdad es que lo disfrutamos enormemente. Perseguíamos a nuestros hijos por la casa tratando de leerles algún párrafo nuevo y ellos se nos escondían porque ya nos habíamos convertido en unos pesados, encantados de lo que estábamos escribiendo. Fue maravilloso conectar con nuestro niño interior y con la dulzura, la inocencia y el descubrimiento. Pero lo mejor de todo, fue recibir las fotos de los niños leyéndolo o haciendo algunos de los retos del libro y sus palabras sobre cuánto les había gustado. Sólo por eso, ya mereció la pena escribirlo.
Y sobre el nuevo libro, decirte que es un embrión gestado hace mucho tiempo, alimentado por la necesidad observada y vivida en primera línea, de aportar algo de luz para quienes tenemos “Cebras de Colores”. Decirte que muchas editoriales me dijeron que no les rentaba publicarlo porque está dirigido a un tanto por ciento de población muy pequeño. Pero a mí no me importó la negativa. Yo era muy consciente de la necesidad de este libro y me empeñé en buscar editoriales interesadas, hasta que Plataforma Editorial nos puso un contrato encima de la mesa sin haberles enviado ni una sola línea. Es un libro para padres y madres que trata de dar respuesta a todas esas pequeñas y grandes batallas que libramos cada día, desde cómo gestionar la intensidad emocional o la sobre excitabilidad imaginativa que produce miedos, hasta ayudar a prepararse para una adolescencia, también diferente. Lo mejor, es que es un libro vivo, alimentado por decenas de testimonios de padres y madres que con enorme generosidad, han querido colaborar y ser parte de este proyecto. Así que no es un libro nuestro, nosotros sólo somos la excusa para dar voz a las familias que conviven y se duelen con la realidad de nuestras “cebras”.
Has sido muy amable dedicando a Cebras de Colores tu tiempo. Para acabar ¿algún último consejo para este Colectivo de Colores?
Yo no soy de dar consejos porque en mi profesión me entrenaron para no hacerlo y porque quien soy yo para dar consejos a nadie!!! Pero con mucho cariño les diría que cuando se sientan exhaustos y tengan ganas de tirar la toalla, miren a los ojos a sus hijos y recuerden que su objetivo primero y último es que esa mirada nunca pierda el brillo con el que vinieron a este mundo.
Gracias, siempre.
Gracias a ti de parte de todas las Cebras de Colores del mundo (de las mías, las primeras).